5 Noviembre
2012
Escrito por Ediciones del Boulevard
IMAGENLibro de Ricardo Félix Hidalgo
120 p. / 21×14 cm.
ISBN 978-987-556-395-7

EL LIBRO
Lozada, está ubicada sobre la ruta C45 a 35 km de la ciudad de Córdoba. En julio de 1891 se inauguró el ramal Río Segundo-Alta Gracia y el trazado resultó fundamental para la creación del pueblo. La corriente inmigratoria repercutió en esta zona con la llegada de numerosos gringos que vinieron a trabajar las tierras y por ende a fortalecer esta comunidad. Estas tierras pertenecían al Sr. Rafael Lozada, quien las transfiere por expropiación al FCCA para que en este lugar levante la Estación Lozada, el 4 de diciembre de 1895.
En 1995 se determinó que esta fecha sea conmemorada como la fundacional del pueblo.
A más de cien años, hoy es una zona netamente agrícola con siembra de soja, maíz, trigo, y sorgo.
Sin ser un área turística, ofrece el encanto de sus chacras y el atractivo del río Xanaes que serpentea los campos en su viaje al mar de Ansenuza, con sus playas arenosas y su vegetación, todavía, en estado original.

EL AUTOR

IMAGEN

«Ama a tu pueblo como a ti mismo».
Ese parece ser el primer mandamiento para Ricardo.
Es que, aunque viajó casi todos los días de su vida a la ciudad de Córdoba, todos esos días volvió a Lozada.
Casi nació allí. Se crió allí. Comenzó a formarse allí.
El tiempo le puso motores en el camino y aunque la ingeniería mecánica universitaria fue un intento, la vida logró graduarlo en motores y en relaciones humanas. Especialista en el buen trato, de autos y de sus dueños. La vida lo puso a prueba y junto a su esposa Noemí y sobre todo a su hija Jéssica demostraron tremenda fortaleza para superar la dura experiencia.
Hoy logra concretar un gran sueño. Edita su libro con la historia de su Lozada.
«Ama a tu pueblo como a ti mismo»... Ese es su mandamiento.
Él es Ricardo Félix Hidalgo y yo Guillermo Hemmerling, su amigo.

Contacto
hhidalgo_ri@hotmail.com
351 155 735 094

Prólogo

La admiración y la ansiedad fueron, sin lugar a dudas, las que abordaron a los lugareños de estos llanos. Se había comenzado con los trabajos del ramal ferroviario ejecutado por ingleses y criollos en todos los rincones de la República Argentina. Así pasó la primera locomotora, majestuosa y negra, haciéndola imponente el humo y el vapor que despedía, más el característico silbato que aún repiquetea en nuestros oídos. Esa mezcla de ruidos, entre hierros y pitadas, espantaba a los animales, los niños se escondían, los mayores miraban con cierto recelo mientras pensaban, y tal vez presumían, el crecimiento que ello traería aparejado para la gran comarca. Después de cien años de diario trajinar, pasó el tren del olvido, con más pena que gloria. La máquina impulsora había reemplazado al carbón. Por entonces consumía diesel. Sin mucho humo ni vapor abandonó las estaciones, las vías y se cobijó en el recuerdo.
Pero a Lozada, le dejó algo más. Dio nacimiento al pueblo, a su idiosincrasia, a sus costumbres, a los hijos de este terruño.
Hoy, cuando transitamos por sus calles, podemos elegir el tiempo, si queremos el pasado o el presente y tenemos un lugar para pensar en el futuro.
Su paisaje y su tierra nos pondrá a desandar década por década. ¡Qué importa si de nostalgia se trata!
Con la guía de ese derrotero imaginario, símbolo de progreso, llegamos, despertamos y hasta pensamos en que algunos hombres traviesos, pero forjadores e inteligentes, nos colocaron en la máquina del tiempo, haciendo un viaje anacrónico subidos a vehículos de todo tipo, por el campo de la cibernética o por la ruta del Mercosur, hacia todas las latitudes del planeta.
En realidad al futuro lo elegiremos entre todos, pueblo y gobierno. No desviemos de camino. Hoy no se puede frenar. Ni mirar atrás. Ni al costado. Los ojos al frente, a velocidad moderada. Sin dejarnos sorprender, ni superar por los agoreros ni fantasmas, por nadie, en esa carrera alocada que impone la época llamada modernismo.
Lozada desafío de grandeza, de crecimiento, de convivencia. Fue, es y será una gran familia. Su gente la guiará, hasta ocupar un sitio de privilegio en nuestra provincia y en el país. Las condiciones están dadas. Sepamos construirla.

Agradezco a Guillermo Hemmerling y su programa «Tiempo compartido» de Cadena 3, por difundir pasajes de este texto.

Material consultado
Efraín U. Bischoff, Historia de Córdoba.
Anuario Guía 1941, Diario Córdoba.
Diario La Voz del Interior.
Bodas de Plata, templo de Lozada. Reseña histórica.

Fotografías
Del autor.
Claudio Ferreyra.
Carlos Bravo (fotos tarjetas, antiguas).

Colaboraron en esta obra
Juan Pérez Castellano (ex periodista La Voz del Interior).
Juan Monserrat.

Índice

Prólogo

Capítulo i
Referencias históricas

Capítulo ii
La estación Lozada

Capitulo iii
El acta notarial

Capítulo iv
Los antiguos pobladores

Capítulo v
Inmigrantes, sangre gringa

Capítulo vi
Cooperativismo a la antigua

Capítulo vii
Lozada, década del ‘40

Capítulo viii
Educación: sus precursores

Capítulo ix
Agricultura y ganadería

Capítulo x
La salud pública

Capítulo xi
Agua, luz y teléfono

Capítulo xii
Una central-unión

Capítulo xiii
Las huellas del tiempo

Capítulo xiv
El río Xanaes y la C45

Capítulo xv
Las últimas dos décadas

Capítulo xvi
Retención + sequía = tristeza

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