EL LIBRO
El recorrido que nos ofrece Raíces de mi tierra, un ensayo que recorre los lazos de la Iglesia con la Argentina entre los años bisagra 1816 y 2015, presenta hitos y figuras que han puesto su grano de arena y contribuyeron al desarrollo y al progreso del país, incluso en períodos de crisis. Cuando las situaciones políticas y sociales planteaban escenarios crispados, aparecieron personajes que esparcieron su siembra en esos momentos complicados, aunque tal vez sus aportes germinaron en períodos posteriores.
La Iglesia y la comunidad tuvieron mentes y brazos que entraron en la historia silenciosamente, sin la vocación de perpetuarse en monumentos o recuerdos permanentes. Así se suceden, nos muestra el padre Riba, las figuras de fray Luis de Beltrán, el deán Funes y el propio Ceferino Namuncurá, que fue a estudiar con los salesianos para «ser útil a mi gente», impactado por las situaciones de pobreza que veía a su alrededor. Fray Mamerto Esquiú y el cura Brochero, recientemente canonizado por el papa Francisco, dejaron su huella en la historia argentina.
Una hoja de ruta que bien podría ser transitada con los valores inspirados en el humanismo cristiano, enlazados con las raíces de nuestra historia antigua y presente y que el padre Juan José Riba se ocupa muy bien de discernir.
EL AUTOR
El padre Juan José Riba nació en Córdoba el 1 de noviembre de 1955, siendo el primer hijo de una familia de cuatro hermanos.
Luego del colegio, mientras estudiaba ingeniería en su ciudad natal, ha sentido el llamado del Señor a ser sacerdote. Ingresó a la Comunidad de los Padres de Schoenstatt en 1977. En ese mismo año se trasladó a Alemania, donde hizo tanto el noviciado en Schoenstatt como sus estudios de filosofía y teología en la universidad de Münster.
El 14 de noviembre de 1987 fue ordenado sacerdote en su ciudad natal. Su primer encargo pastoral lo desarrolló en Asunción del Paraguay, sirviendo a la Juventud Masculina de Schoenstatt.
En 1992 fue transferido a Buenos Aires, donde continuó trabajando con los jóvenes y fue capellán de la Universidad Católica de esta ciudad.
De 1997 a 2007 retornó a Córdoba, donde asumió varias tareas trabajando con jóvenes, familias, los misioneros de la Campaña de la Virgen Peregrina de Schoenstatt. En ese tiempo, la comunidad le confió también la tarea de ser superior de la casa filial.
De 2007 a 2012 fue trasladado nuevamente a la Casa Central de los Padres de Schoenstatt en Florencio Varela. Ahí fue superior de la misma y además fue párroco de San Pantaleón y otros encargos pastorales al interior del Movimiento.
En enero de 2102 fue trasladado a Roma, donde permaneció hasta julio de 2014. Desde esa fecha se encuentra en Córdoba.
Ha publicado varios libros de espiritualidad y ascética.